Muchas otras fábricas cerveceras tienen que someter su agua a un costoso trabajo de depuración y desmineralización antes de elaborar la cerveza. Nosotros no...
Nuestra agua tomada de los profundos manantiales del idílico bosque de Karswald es perfecta en su estado original. Porque es blanda por naturaleza. Esto significa que contiene pocos minerales como calcio, magnesio o sodio, que podrían adulterar nuestros valiosos sabores de lúpulo y malta o dejarlos en segundo plano. Por eso puede pasar directamente del manantial a nuestras calderas.
E incluso lo hace literalmente, ya que un conducto subterráneo transporta directamente el agua desde nuestros profundos manantiales de Karswald hasta el recinto de nuestra fábrica. Por cierto, en la fábrica podrá convencerse también por sí mismo de lo especial de nuestra agua realizando una cata en el marco de nuestra visita guiada.
Prácticamente no hay agua más idónea que la de Karswald. Esto se debe al granito tipo Lausitz, puesto que sobre esta capa granítica maciza se han sedimentado con el paso de los milenios pocas capas permeables al agua. Así se evita la infiltración profunda de las aguas pluviales y superficiales. Al mismo tiempo, se traslada al agua una cantidad relativamente baja de minerales. La verdad es que no suena especialmente espectacular. Pero para nosotros sí lo es. Y para todos los amantes de la Pilsen. Porque el agua de baja mineralización es especialmente blanda y carece de un sabor propio acentuado. Ideal, por tanto, para fabricar con ella nuestra Pilsen Radeberger.