Cinco platos circulares muestran de izquierda a derecha: lúpulo verde, granos de malta, salpicadura de agua, reloj de arena y una etiqueta de cerveza.

Un agua con mucho sentido del sabor.


El agua que se emplea para elaborar nuestra Radeberger es toda una estrella entre los ingredientes. Sin embargo, a esta estrella le gusta mantenerse en segundo plano y dejar así que los sabores del lúpulo y la malta concentren el protagonismo que se merecen en la cerveza.

Por qué podemos usar nuestra agua tal cual es.

Muchas otras fábricas cerveceras tienen que someter su agua a un costoso trabajo de depuración y desmineralización antes de elaborar la cerveza. Nosotros no...

"El agua clara salpica dinámicamente sobre un tranquilo fondo azul."


Nuestra agua tomada de los profundos manantiales del idílico bosque de Karswald es perfecta en su estado original. Porque es blanda por naturaleza. Esto significa que contiene pocos minerales como calcio, magnesio o sodio, que podrían adulterar nuestros valiosos sabores de lúpulo y malta o dejarlos en segundo plano. Por eso puede pasar directamente del manantial a nuestras calderas.

La luz del sol irrumpe a través de las ramas de altos árboles en un frondoso bosque.


E incluso lo hace literalmente, ya que un conducto subterráneo transporta directamente el agua desde nuestros profundos manantiales de Karswald hasta el recinto de nuestra fábrica. Por cierto, en la fábrica podrá convencerse también por sí mismo de lo especial de nuestra agua realizando una cata en el marco de nuestra visita guiada.

Una vista de cerca de un cilindro de vidrio dentro de una máquina, lleno de líquido burbujeante e iluminado por luz azul.

En la mejor ubicación.

Prácticamente no hay agua más idónea que la de Karswald. Esto se debe al granito tipo Lausitz, puesto que sobre esta capa granítica maciza se han sedimentado con el paso de los milenios pocas capas permeables al agua. Así se evita la infiltración profunda de las aguas pluviales y superficiales. Al mismo tiempo, se traslada al agua una cantidad relativamente baja de minerales. La verdad es que no suena especialmente espectacular. Pero para nosotros sí lo es. Y para todos los amantes de la Pilsen. Porque el agua de baja mineralización es especialmente blanda y carece de un sabor propio acentuado. Ideal, por tanto, para fabricar con ella nuestra Pilsen Radeberger.

Los rayos del sol atraviesan la niebla en un bosque denso, iluminando un estrecho sendero de tierra y el follaje otoñal.

Qué hace que una Pilsen se convierta en una Radeberger.

Lúpulo:

Una composición de lúpulo con un toque muy especial.

Más

Cebada:

Nuestro amor por la Pilsen empieza desde el propio campo.

Primer plano de espigas de trigo doradas resaltadas por una iluminación suave, creando un ambiente cálido. Más

Maduración:

Para conseguir la Pilsen perfecta, necesitamos más de 28 días.

Una vista de cerca de un reloj muestra detalladamente las agujas y los engranajes. Los tonos dorados y azules dominan la imagen. Más

Más es más:

Muchas veces, «más es más».

Gotas de agua acentúan un símbolo del euro dorado rodeado de fragmentos sobre una superficie clara. Más